Escrito por Sandra López
El concepto «taxonomía», etimológicamente hablando, procede de los términos griegos «taxis», ordenación, y «nomos», norma. En biología, se emplea el término taxonomía para referirse a la clasificación de los seres vivos en agrupaciones jerárquicamente organizadas en grupos que van desde las más genéricas, como reino o clase, a las más específicas, como género y especie. Este modelo de clasificación es plenamente válido para su aplicación a las estructuras de Web jerárquicas, que son las que más frecuentes.
Según Miquel Centelles en Taxonomías para la categorización y la organización de la información en sitios Web, una taxonomía es «un tipo de vocabulario controlado en que todos los términos están conectados mediante algún modelo estructural (jerárquico, arbóreo, facetado…) y especialmente orientado a los sistemas de navegación, organización y búsqueda de los sitios Web».
Efectivamente, un sitio Web debe contar con una organización adecuada que facilite la navegación de los usuarios y la accesibilidad de los buscadores. Categorizar y jerarquizar sus contenidos es un factor clave para su éxito y enfocar dicha categorización sobre las necesidades, deseos y hábitos de los usuarios mejorará no sólo la usabilidad del sitio Web sino la posibilidad de posicionarse para las búsquedas relacionadas más populares. Un sistema taxonómico debe ser claro y consistente, flexible, exhaustivo y práctico.
La base para el desarrollo de una buena taxonomía consiste en identificar correctamente las características taxonómicas, que son las propiedades o atributos de los objetos que se categorizarán, y que deben satisfacer los siguientes requisitos:
- Objetividad: cuando la característica se identifica sobre la base de un conocimiento objetivo. Por ejemplo, un vino será un «rioja» o un «ribera del duero» en función de su denominación de origen. Se trata de una característica objetiva idéntica para cualquier usuario.
- Determinación: cuando existe un proceso claro que pueda seguirse para identificar la característica. Por ejemplo, podemos determinar
el grado alcohólico de un vino a partir de la diferencia de densidad existente entre el agua y el alcohol. - Reproducibilidad: cuando varias personas describen de forma independiente las características de un mismo objeto y coinciden con el valor observado. Por ejemplo, distintas personas podrían reproducir fácilmente una clasificación de varios tipos de vino entre tintos, blancos o rosados. Se trata, por tanto, de una característica fácilmente reproducible.
- Mutuamente excluyente: cuando la inclusión de un grupo en una categoría lo excluye de la categorización en cualquier otra. La denominación de origen de un vino es una característica mutuamente excluyente: un vino sólo puede pertenecer a una única denominación de origen.
- Exhaustivos: cuando los grupos incluyen todas las posibilidades. Una clasificación de vinos entre blancos, rosados y tintos prácticamente cubre la totalidad de posibilidades de clasificación de los vinos en cuanto a su color.
- Útil: cuando la característica puede utilizarse para obtener conocimiento. Una clasificación de vinos a partir de los tipos de uva utilizados en su elaboración nos permiten anticipar las cualidades organolépticas que encontraremos en los mismos.
Desde la perspectiva de poder construir un sitio Web orientado a las búsquedas potenciales de los futuros usuarios del mismo, acertar en la definición de las taxonomías más adecuadas para diseñar a partir de ellas la arquitectura de la información del sitio Web supone una ventaja fundamental y de gran alcance. Es por ello que estudiar qué son y cómo se construyen las taxonomías resulta del máximo interés desde el punto de vista de una arquitectura de la información orientada al posicionamiento natural en los buscadores.
Aplicación del concepto de taxonomía en SEO
En general, los usuarios de un sitio Web no saben lo que es una taxonomía, pero todos ellos suelen referirse a ciertas características de los productos para especificar mejor sus búsquedas. A partir de esas características, podemos deducir cuáles son los patrones de búsqueda más frecuentes y frecuentemente coinciden con las taxonomías obvias para ese tipo de productos.
Por ejemplo: para buscar un hotel, el patrón más frecuente es «tipo de alojamiento» + «localización geográfica». Así que tenemos dos taxonomías principales aplicables a este tipo de servicio:
- Tipo de alojamiento: hotel, hostal, pensión, apartamento, casa rural…
- Localización: ciudad, zona, provincia…
Y dentro de estas taxonomías puede haber más o menos granularidad. Por ejemplo, el usuario puede especificar «hotel de cuatro estrellas», «hotel céntrico», «hotel gay-friendly», etc. o bien «alicante», «costa blanca», «barrio de Salamanca».
Por ello, es obvio que un sitio Web orientado a la búsqueda de hoteles se estructurará, por un lado, en tipos de alojamiento –hoteles por categoría, hostales, apartamentos, casas rurales, etc.– y, por otro, en localización geográfica: provincia, ciudad, playa, parque natural…
Para cada tipo de producto, servicio o contenido, los patrones de búsqueda suelen incluir la especificación de características que coincide con las taxonomías que serían más aplicables a esa categoría de producto, servicio o contenido.
Más ejemplos de taxonomías:
- Coches: las taxonomías obvias serían marca (Audi, Volkswagen…), estado (nuevo o usado), tipo de combustible (gasolina o diesel)…
- Vinos: las taxonomías podrían ser denominación de origen (Ribera del Duero, Rioja…), color (blanco, rosado o tinto) y maduración (joven, crianza, reserva…)
Una identificación correcta de las taxonomías permite construir menús intuitivos que generan páginas de agrupación de contenidos que claramente responden a los patrones de búsqueda más populares para ese tipo de producto.
Las taxonomías secundarias permiten definir filtros que restrigen aún más el contenido para que responda a los deseos del usuario. Siguiendo el ejemplo anterior:
- Coches: podrían ser taxonomías secundarias la antigüedad del vehículo, el tipo de carrocería o la provincia donde se encuentra disponible.
- Vinos: podrían ser taxonomías secundarias el precio de la botella, la añada, la variedad de uva…
La combinación de varios filtros permite al usuario la navegación facetada para llegar a agrupaciones que combinan diversos criterios de clasificación: vino Ribera del Duero, tinto de variedad tempranillo.